Cambio Climático y el Niño

El Niño, también hoy ENSO (“El Niño – Southern Oscillation”) fue nominado así por el capitán Camilo Carrillo en 1892 en un congreso de la Sociedad Geográfica en Lima.

La cultura Moche probablemente debió su colapso a un Fenómeno del Niño extremo. En los últimos 300 años, se han registrado 60 Niños; 15 en los últimos 60 años: 5 débiles, 7 medianos y 3 fuertes (1972-1973; 1982-1983; 1997-1998). Algunos científicos consideran a este último “el evento climático del Siglo XX”. Causó la destrucción de 1/6 del sistema de corales en el mar.

Entre 1789 y 1793, un Niño habría sido el causante de una reducción en la producción agrícola de Europa, favoreciendo así a la Revolución Francesa. Y en 1876 y 1877, otro gran Niño, que redujo severamente la producción de guano, puede haber sido la principal causa de lo que fue la peor hambruna del Siglo XIX. En China, por ejemplo, murieron, en ese bienio, más de 10 millones.

Un informe reciente en la publicación Nature Climate Change suscrito por varios autores –entre quienes destacan Mike McPhaden, de la US National Oceanic and Atmospheric Administration; y Wenju Cai del Australia’s Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization– concluye que las expresiones más extremas del Fenómeno del Niño van a intensificarse en el curso del siglo XXI, que aún no ha registrado uno de la virulencia de los tres últimos mencionados.

Un Niño extremo no sólo ocasiona lluvias torrenciales en nuestra usualmente desértica costa norte, sino sequías catastróficas e incendios forestales en países como Australia e Indonesia. El informe señalado, sobre la base del análisis de 20 modelos climáticos, detecta un vínculo entre el aumento de las temperaturas globales y la probabilidad de una mayor frecuencia en la ocurrencia futura de Niños extremos.

En un año en el cual el Perú será sede de una cumbre mundial sobre el clima, se debería conocer más sobre los riesgos de tan preocupante posibilidad.

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