La Columna de FOZ

Ahora que el gobierno plantea propuestas para reactivar la economía, conviene hojear un libro reciente titulado  Why Government Fails So Often,  de Peter Schuck, profesor de Yale. Es importante porque cuando los programas públicos no resultan eficaces para cumplir con los objetivos planteados, el descontento social aumenta y se afecta la legitimidad democrática.  La experiencia, incluso la ajena, resulta muy útil.

Aunque el autor analiza casos que corresponden a la realidad de EEUU, las causas de los fracasos identificados se pueden generalizar. Para Schuck, el éxito de cualquier política pública depende de seis conceptos:  1) incentivos, 2) instrumentos, 3) información, 4) adaptabilidad, 5) credibilidad y 6) gerencia.  La acción estatal puede fracasar por razones tan variadas como objetivos irreales o incentivos perversos, o porque existen desconfianza, obstáculos no previstos, inflexibilidad, una burocracia mediocre y poco comprometida, fuerzas de mercado potentes no previstas, y hasta por los límites inherentes a cualquier legislación.

El libro demuestra la conveniencia de algunos criterios claves: es mejor empoderar a los consumidores que subsidiar a los proveedores de servicios públicos esenciales, es conveniente  testear los programas para la verificación real de sus costos, hay que asegurar una innovación continua a través de un sistema de experimentación y control, se puede aprovechar eficazmente el  big data, las burocracias deben recibir una  capacitación continua, los programas ineficaces deben ser descontinuados, etc.

Los debates políticos suelen ser teóricos: ¿qué debiera hacer el gobierno? No hay suficiente información, ni diagnósticos comparativos respecto de lo que el gobierno puede efectivamente hacer bien, ni de cómo lograrlo ni de las medidas correctivas que deben tomarse cuando no salen bien las cosas.  El Poder Ejecutivo viene tomando en cuenta algunos de estos criterios en el diseño de su programa de reactivación.

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