La Columna de FOZ

¿Cómo hará uno compras en 2040?, se pregunta Andrew Sorkin en el NYT. Las tiendas no tendrán cajeros, los clientes serán identificados por algún sensor, no se usarán billetes, se pagará en monedas digitales diversas, vía tarjetas virtuales. Ya en Suecia se suele pagar con WyWallet, una aplicación telefónica.

Si las tres últimas décadas registraron una revolución en la información y las telecomunicaciones, las próximas tres pueden transformar el mundo financiero: la moneda, el crédito, los bancos, los sistemas de trasmisión y pagos.

El Bitcoin (divisa encriptada), el Lending Club (que ha prestado más de US$3,000 millones a la fecha) y el sistema de pago Square (que Starbucks acepta) no son sino expresiones de esta futura transformación. Incluso quienes afirman que el Bitcoin no terminará siendo sino una moda -por la volatilidad, su inseguridad y los riesgos regulatorios- reconocen que se ha abierto el camino a otras monedas virtuales y a sistemas de transacción más eficientes y baratos. Una operación en Bitcoins se cierra en 10 minutos. Algunos bancos pueden aún demorarse 24 horas en trasladar un pago de una cuenta a otra en el mismo banco.

Ray Kurzweil reconoce que el dinero constituyó un avance trascendental en el mundo de las ideas y que sigue generando un respeto casi universal. El sistema de monedas funciona casi igual que en el siglo XVIII. Pero otros futuristas sugieren que pronto las monedas pueden coexistir con otros medios de pago, como hoy resultan, por ejemplo, las millas para volar.

En 1998 se introdujo Beenz; y en 1999, Flooz; ambas monedas virtuales que abortaron en el 2001. Flooz fue usada por la mafia rusa para lavado de dinero, lo que originó una investigación del FBI. También fracasaron Internetcash y E-gold.

¿Pegará alguna moneda virtual en el futuro? ¿Qué pasará cuando los bancos ya no sean necesarios para obtener capital? ¿Dónde se guardarán los ahorros en el futuro? ¿Estarán seguros? Hay un mundo por descubrir.

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